Inversión en Educación
¡No se ría! ¡Si existe la Inversión en Educación! No obstante, todos los artículos o reportajes que hablan de cifras económicas en educación la califican de “Gastos en Educación”.
Vamos a analizar la Inversión en Educación en dos formas: la del empresario o empresarios que deciden invertir en una escuela y la de los padres de familia que deciden invertir en educación para sus hijos.
En la primera forma, los empresarios deciden juntar sus capitales con el objeto de instalar una escuela. ¿Qué necesitan?. Un espacio dedicado a ello, una construcción que cubra de la intemperie a los niños, muebles, servicios sanitarios, luz, internet, decoración, etc. Y por supuesto Maestros.
¡Suena fácil! Pero no lo es. Sólo piense cuánto se necesita para arrancar este proyecto, ¿en qué colonia? ¿de qué tamaño? ¿con qué instalaciones? ¿para qué grados escolares?, ¿con que Maestros? puede seguir agregando todas las variables que usted conozca o que se le ocurran. Al ir contestando estas preguntas debemos ir incorporando los costos de inversión que se requieren y el resultado será: ¡Un dineral!
Por supuesto que quienes se decidan a invertir en una Escuela (particular) harán cálculos financieros que les ayuden a estimar (calcular) las ventas y costo de ventas de los servicios educativos, los montos y el tiempo de retorno de su inversión y podrán presuponer si será una inversión rentable (con beneficios que compensen su inversión total) o no.
En el caso de la inversión en educación que realicen los Padres de Familia, la harán en sus hijos. Hasta hoy no he conocido a alguien que me haya dicho que hizo un cálculo previo de lo que piensa invertir en la educación de sus hijos. Vaya, algunos ni siquiera planificaron cuantos hijos pretendían tener, ni con quién ¿para qué? ¡Eso se va dando en el camino de la vida!
La idea de esta reflexión es tomar conciencia que cuando pensamos en la educación de nuestros hijos debemos considerar que no se trata de ¡ayudar al gobierno a que alcance sus metas!, tampoco ¡para que mis hijos no sean menos que los de mi compadre!, y mucho menos ¡para que no sean tan “burros” como yo!.
Debemos ver la educación de nuestros hijos como INVERSION (que su valor crezca con el paso del tiempo). Para nuestra sorpresa encontramos que en 1961, el Premio Nobel de Economía, Theodore W. Schultz, argumentó que los países debían ver el concepto Educación como inversión, ya que esta acrecentaba los futuros ingresos de los individuos.
A partir de allí, la visión hacia la educación se modificó. Si era una inversión habría que calcular como se reflejaba en el nivel de salarios. Algunos se dedicaron a definir una fórmula para calcular su rendimiento, y lo consiguieron. Otros pensadores sugirieron que no sólo se incluyeran juicios de valores. Quienes llevaban las políticas públicas decidieron recortar la inversión en educación superior y aplicarla en la educación básica donde se encuentran los grupos sociales más desprotegidos. Otros clasificaron a la educación como una mercancía sujeta a las reglas del mercado. Finalmente, unos más descubrieron un alto potencial de mercado para la educación privada. Desde entonces poderosos mecanismos económicos han influido en la política educativa de los países del tercer mundo. Y así llegamos a Jacques Attali quien señala que si el proceso de globalización del mercado se aplicara a la educación, esto conduciría a un modelo mundial de enseñanza superior estandarizado, en el cual desaparecería el Estado y el mercado determinaría los cursos y carreras (Attali, 1999, web-site).
¡Uy, qué mello! Dejemos la ciencia-ficción a un lado y regresemos a Ciudad Gótica, que diga a México. Retomemos el tema: debemos decidir, consultando con nuestro bolsillo, si nuestros hijos irán una escuela Particular o una Pública. Si optamos por una Escuela Particular debemos considerar también además de los costos de inscripción y colegiaturas, los costos de los uniformes, de los útiles escolares, la tableta o laptop, el teléfono celular (estos dos últimos conceptos hay que actualizarlos cada seis meses por el avance tecnológico o porque se les extravían con frecuencia), la asistencia a los festivales escolares, los trajes o disfraces para los bailables, etc. Podemos seguir sumando más conceptos que pueden variar de una escuela a otra.
¿Cuánto cuesta la educación –particular- en México? Vamos a hacer un ejercicio práctico, aunque arbitrario.
De acuerdo con Alfadiario, 18 de julio de 2018. Tomando como referencia los costos de la educación básica en el Estado de México, que es la entidad con más escuelas particulares de este tipo, el costo de colegiaturas va de los 30 a los 50 mil pesos anuales. Considerando como una cantidad moderada la de 40 mil pesos, más los gastos adicionales que mencionamos arriba, podría llegar a ser de $50mil pesos anuales, por 6 años de la primaria = $300,000. Como estos costos los aplican también para las escuelas secundaria y preparatoria, tendríamos otros $300,000.
Siguiendo la tendencia de calcular los costos, vamos a incluir los de pre-escolar; atendiendo a lo mencionado en una encuesta de Excelsior, 14/08/2016, “según los encuestados el gasto con niños que cursan preescolar asciende a $4,600 (mensuales)” $46,000 anuales, por dos años = $92,000.
Haciendo un corte hasta aquí: tenemos inversión por pre-escolar $92,000, más primaria, secundaria y preparatoria, $600,000 = $692,000 por estudiante.
Ahora, echemos un vistazo al costo de los estudios universitarios, en los que hay que considerar la escuela elegida y la carrera seleccionada. El Instituto Mexicano de Competitividad marca que el costo de una carrera universitaria va de los 125 mil hasta los 930 mil pesos, siendo la más cara la de medicina. Por su parte la Universidad Iberoamericana, señala que el costo de sus carreras anda alrededor de 534 mil pesos.
Agregando la cifra de la Universidad Iberoamericana, 534 mil; a los costos anteriores por 692 mil, tenemos una cifra estimada de $1,226,000.
Por supuesto, esta cifra no promedia tipos de cambio del peso contra el dólar, ni la inflación de cada período, ni valores históricos, ni otros considerandos económicos que afectan los precios de las cuotas escolares. Es sólo para tener una idea general de lo que pudiéramos invertir en la educación privada.
Bueno, si decidimos que nuestros hijos tomen la Educación Pública ¿Qué necesitamos? Elegir una Escuela, que tenga muebles, servicios sanitarios, luz, internet, etc. Y por supuesto Maestros. Observe que ¡es lo mismo que en la escuela privada!. Sólo que las aportaciones son del gobierno, con los recursos de los contribuyentes y entonces no pagaremos inscripciones, ni colegiaturas, ni útiles escolares, ni tabletas o laptops. Queda a criterio de cada bolsillo la compra del teléfono celular y de la participación en los festivales escolares.
¿Cuánto hemos dejado de invertir hasta la preparatoria? $692,000 por alumno –sin hablar de la calidad educativa-.
Si esta cantidad la consideráramos como un ahorro, equivaldría a decir que “nos evitamos un gasto innecesario de $692,000”
Pero, si esta cantidad la consideramos como una inversión, entonces podríamos decir que “empleamos seiscientos noventa y dos mil pesos –que aportó el gobierno- en el proyecto de educación de mi hijo y esperamos que él pueda conseguir ganancias de esto, en el futuro”.
Seguir estudiando en el IPN, UAM o UNAM, tiene un costo de 30mil pesos toda la licenciatura
“Estudiar se considera un camino de ascenso social, no sólo económico y de ahí la necesidad de completar estudios profesionales aunque no sean rentables” Macario Schettino, 1997.
Más allá de las conveniencias económicas para terminar una carrera universitaria, se deben tener en cuenta los beneficios sociales de la formación educativa, tales como, la reducción de los índices de mortalidad, la participación política y la concientización social, cuya consecuencia es que modifica positivamente el comportamiento del individuo.